El largo viaje de la silicona, de los implantes mamarios a la cocina
Las cocinas son como minilaboratorios: los alimentos y utensilios se someten a temperaturas extremas. Por eso, no sorprende que la silicona se haya abierto un espacio en los utensilios de cocina.
Una de mis bandejas para hielo es amarilla y tan novedosa que, cuando se coloca en el congelador, moldea el agua en trocitos de hielo con forma de pato.
Quizás usted haya visto moldes para hielo como este, con todo tipo de formas, desde aviones hasta logotipos de superhéroes.
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Estos moldes, que ya son comunes, simbolizan cómo el material utilizado para fabricarlos – la silicona – ha transformado nuestra cocina en las últimas dos décadas.
La silicona se inventó originalmente como material aislante para motores eléctricos de alta temperatura y más tarde se usaba para implantes de senos. Pero, al final, los diseñadores se dieron cuenta de que era el material ideal para una amplia gama de artículos para el hogar.
¿Robots exploradores en Marte y… moldes para pastelitos?
Los ingenieros especializados en diseño como yo adoran trabajar con silicona debido a su durabilidad, flexibilidad y asequibilidad.
La silicona, también conocida como polisiloxano, es un polímero – la palabra que los científicos usan para los plásticos – que se conoce por su textura gomosa.
También tiene características que otros materiales no tienen. Por ejemplo, los robots exploradores de Marte tienen partes y revestimientos de silicona, porque el material es capaz de soportar temperaturas tanto altas como bajas en extremo, sin perder su forma.
Piense en la bandeja para hielo de la gomosa silicona. Ella mantiene su forma a temperaturas de congelación, pero aún es lo suficientemente flexible como para torcerla y sacar los cubitos de hielo, sin agrietarse. Y entonces regresa a su forma original.
Existen otros polímeros flexibles con estas características, pero tienden a ser algo pegajosos al tacto, lo que no es bueno cuando se trata de objetos que entran en contacto con la comida.
Además, las siliconas – como la mayoría de los plásticos – tienen baja conductividad térmica, lo que significa que no conducen bien la temperatura. Esto los hace ideales para hacer panecillos, pan y moldes para pasteles. Usted no se quemará los dedos al sacar del molde sus delicias recién horneadas.
La silicona sufrió un gran revés
¿Cómo se convirtió un material de la era espacial en elemento estándar para utensilios de cocina?
Todo comenzó con los implantes mamrios.
A partir de la década de 1970, la silicona fue el principal material utilizado para los implantes de senos y otras partes del cuerpo. Para los implantes de senos se utilizaban dos tipos de silicona. Había una silicona firme que se utilizaba para el exterior del implante y un gel de silicona viscosa que se usaba como relleno.
Preocupaciones sobre la seguridad de los implantes de senos de silicona surgieron en la década de 1980. Algunas pacientes a las que se les colocaron implantes se quejaron de fibromialgia, artritis y otros síntomas.
Los síntomas parecían desaparecer cuando se extraían los implantes, y se sospechaba que el gel de silicona se escapaba de la capa externa. No pudo ser probada esta sospecha, pero el público comenzó a desconfiar de los implantes de silicona, a tal grado que el plástico llegó a verse como material peligroso. No había mucho mercado para los productos que lo usaban.
Sin embargo, a esa altura, los químicos e ingenieros ya habían desarrollado muchos materiales de silicona que podían soportar gran variedad de temperaturas, tenían elasticidad y flexibilidad increíbles y una conductividad térmica muy baja.
Es importante destacar que, debido a que muchos fueron utilizados para implantes de senos, ya habían pasado rigurosas aprobaciones de seguridad y certificaciones. También recibieron la certificación de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) en Estados Unidos.
Lo único que faltaba era una visión de cómo podrían aplicarse más ampliamente y la avidez del público por los productos de silicona.
Era perfecto para el engorroso trabajo de la cocina
A mediados de la década de 1990, trabajé en una firma de diseño internacional que ayudó a compañías y modernas empresas a diseñar nuevos productos. Un día, dos técnicos de ventas de polímeros vinieron a mi puesto de trabajo con una carpeta que contenía muestras de tiras de silicona.
Fueron teñidas en una amplia gama de vibrantes colores. Algunas tiras habían sido moldeadas con diferentes texturas, desde pequeñas depresiones a estilísticos patrones de texturas. Las muestras variaron en el durómetro, que mide el nivel de flexibilidad. Algunas eran translúcidas, otras eran opacas, cristalinas o incluso brillantes.
Nos dijeron que querían rehabilitar la imagen de la silicona para mostrarla en una variedad de productos para el hogar. Nos pidieron sugerencias.
No recuerdo los detalles de lo que les dijimos aquel día. Pero no me sorprendí cuando, a medida que pasaron los años, comencé a ver que cada vez se usaba más la silicona para utensilios de cocina. Es posible que en los inicios no se haya comercializado como un producto de silicona, debido al contratiempo que sufrió el producto. Sin embargo, tiene mucho sentido para las cocinas, que son como minilaboratorios – los centros de ciencia y tecnología del hogar.
Al cocinar, aplicamos tanto calor extremo como frío extremo; transformamos diferentes sustancias del estado líquido al sólido; y mezclamos, derretimos, cortamos, machacamos y asamos al pincho.
La silicona transforma este trabajo engorroso de la cocina en algo mucho más cómodo.
Cuando revolvemos la masa para hacer galletas, es mucho más fácil sostener un tazón de silicona que uno de resbaladiza porcelana. Es fácil también limpiar la masa pegajosa de una espátula de revolver de silicona o de una estera de silicona, que usamos para extender la masa y realizar cortes en círculo. Y el fondo de mis galletas no se queman tanto cuando uso una estera de silicona para hornear.
Ahora sabemos más sobre la silicona. Todavía se usa en implantes mamarios que están aprobados por la FDA si el fabricante acepta mantener estudios de salud a largo plazo. Incluso hay una marca, Silpat, cuyo nombre es una variante de la palabra silicona.
A menudo reflexiono en cómo la silicona sigue teniendo una importante gama de aplicaciones, ya sea en el espacio exterior, en componentes para motores o en las salas de emergencias.
De manera que, cada vez que saco mi bandeja para hielo, y saco algunos cubitos para mi agua con gas, es un agradable recordatorio de cómo un material tan complejo puede desempeñar tan pequeño papel en la vida cotidiana.
Kiersten Muenchinger no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por ese concepto; y no ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.
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