5 razones por las cuales la pesadilla de Venezuela podría empeorar, con o sin los drones asesinos

¿Por cuánto tiempo puede sobrevivir un régimen deshonesto y empobrecido que enfrenta drones asesinos, gran condena global y crisis humanitaria? En Venezuela, Maduro puede quedarse un buen rato.

Author: Andrea Oelsner on Aug 07, 2018
 
Source: The Conversation
La esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro reacciona a una explosión el 4 de agosto, supuestamente el resultado de un ataque por drones al presidente. Venezolana de Television via AP

Un presunto intento de asesinato por drones. Un golpe de estado, frustrado. Llamadas a una invasión militar por tropas internacionales. Sanciones económicas brutales. Un gobierno en quiebra. Protestas masivas nacionales a diario. Aislamiento regional. Acusaciones de unas elecciones fraudulentas y el rechazo casi global de la legitimidad de su presidencia.

Nicolás Maduro, el odiado presidente de Venezuela, ha sobrevivido casi toda amenaza imaginable mientras lideraba el país anteriormente rico hacia el caos y la crisis humanitaria.


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Maduro no es el único bajo ataque. La ciudadanía venezolana soporta una aguda escasez de alimentos, medicinas y otras necesidades básicas desde el 2015, debida en gran parte al mal manejo de una crisis económica que la caída en los precios globales del petróleo agravó.

¿Por cuánto tiempo puede sobrevivir un régimen deshonesto y empobrecido que enfrenta simultáneamente una gran condena internacional y una grave crisis humanitaria?

Nuestro análisis de política internacional en Venezuela revela cinco razones por las cuales Maduro podría mantenerse en el poder todavía por bastante tiempo.

1. Dinero

Los bajos precios internacionales del petróleo y la inestabilidad política han reducido drásticamente los ingresos de Venezuela desde que Maduro asumió el poder en 2013. El país está en la bancarrota.

Sin embargo, Maduro cuenta aún con recursos estatales más que suficientes para evitar un golpe de estado. Durante años, el presidente ha comprado la lealtad de las fuerzas armadas de Venezuela otorgándoles a los militares préstamos y el control de empresas estatales.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha comprado el apoyo de los militares, lo que hace improbable un golpe de Estado. AP Photo/Ariana Cubillos

Por ejemplo, el Ministerio de Defensa se encarga ahora de importar, producir, vender y distribuir todos los alimentos en Venezuela. En un país donde el pueblo está hambriento, dice el general retirado Cliver Alcalá, “la comida da más (dinero) que la droga”.

Maduro también ha llenado su gobierno de generales, quienes en la actualidad lideran nueve de los 33 ministerios nacionales. Esta participación hace que tengan un interés personal en que el régimen sobreviva.

Los militares sospechados de conspirar contra Maduro han sido encarcelados y torturados.

2. Crímenes de lesa humanidad

Hace apenas unos años, un poderoso movimiento de protesta desafió al régimen de Maduro con demostraciones diarias en las que participaron cientos de miles de venezolanos.

Las brutales tácticas represivas aniquilaron las protestas. Según un reciente informe sobre los derechos humanos en Venezuela, la policía y otras fuerzas gubernamentales mataron a 131 manifestantes entre 2014 y 2017.

Y, desde 2013, las fuerzas de seguridad venezolanas han arrestado a 12,000 ciudadanos, ejecutado a 8,292 y torturado a casi 300. El informe está basado en audiencias públicas con testigos y fue redactado por un panel independiente de expertos internacionales que designó la Organización de Estados Americanos.

Estas acciones pueden calificarse como “crímenes de lesa humanidad”, dice el informe. Y recomienda que el régimen de Maduro sea investigado por la Corte Penal Internacional de La Haya.

Las Naciones Unidas formularon una recomendación similar en un informe de junio sobre violaciones de derechos humanos allí mismo.

Después de varios años de violenta represión, la mayoría de la gente teme protestar.

3. Una oposición reprimida

El régimen de Maduro también ha desmantelado casi toda la oposición política.

En agosto de 2017, el presidente Maduro despojó a la Asamblea Nacional de sus poderes. La Asamblea Nacional era la sede del poder legislativo de Venezuela, dominada por una mayoría de partidos opositores. Esta Asamblea fue reemplazada por una “Asamblea Constituyente”, controlada por el régimen.

Maduro también ha usado otras tácticas para asegurarse que su Partido Socialista se mantenga en el poder, como proscribir y encarcelar a candidatos de la oposición, clausurar los medios de comunicación que informan sobre las acciones del régimen, y ofrecer alimentos a cambio de votos.

Además, grupos pro-democracia que reciben fondos extranjeros ahora están sujetos a enjuiciamiento, acusados de “financiar el terrorismo”, bajo una ley de 2012 para combatir el lavado de dinero. La controvertida legislación obstaculiza la capacidad de la sociedad civil venezolana de organizarse contra el régimen.

4. Hambre generalizada

El hambre misma es una herramienta de represión en Venezuela.

Debido a la hiperinflación, la escasez de alimentos y los altos precios, el 93 por ciento de la población no gana lo suficiente para comprar alimentos, según un estudio de 2017 realizado en Venezuela. Los venezolanos han perdido, en promedio, 20 libras (9 kilos) desde que comenzara la crisis humanitaria en 2015.

Casi 1 millón de venezolanos han huido del hambre y la represión emigrando a la vecina Colombia en los últimos dos años. Alrededor de 50,000 han solicitado asilo en Estados Unidos. Ochocientos refugiados venezolanos cruzan la frontera con Brasil diariamente.

Y quienes permanecen en Venezuela se ven obligados a dedicar horas cada día sólo a conseguir comida. La inanición y las interminables colas para comprar alimentos no dejan tiempo ni energías a la resistencia política.

Los automovilistas hacen línea para comprar combustible en una gasolinera durante una gran escasez en Venezuela. Reuters/Marco Bello

5. No hay acuerdo internacional

Un gobierno como el de Maduro no duraría mucho en Francia, por ejemplo, por la presión diplomática, política y económica que ejercerían los países vecinos y la Unión Europea para castigar al régimen autoritario.

Se sabe que las sanciones económicas, como las aplicadas recientemente a Venezuela, rara vez funcionan, sin otras medidas complementarias, para forzar a los gobiernos a actuar de manera más consecuente.

Sin embargo, un estudio demuestra que la presión internacional podría tener algunos efectos positivos bajo dos condiciones. Primero, el país sancionado debe ser altamente dependiente del intercambio económico internacional y no tener aliados fuertes. Segundo, las sanciones deben ser multilaterales.

Ninguna de estas condiciones está presente en Venezuela.

Durante dos años, la Organización de Estados Americanos ha intentado expulsar a Venezuela porque ha dejado de ser una democracia. Pero países miembros como Ecuador, Bolivia y Nicaragua —que cuentan con líderes fuertes aliados a Maduro— bloquean la iniciativa.

Aun si se lograra suspender a Venezuela, éste sería un acto simbólico. Venezuela ya anunció su retiro de la Organización, llamándola “un organismo colonial al servicio de Washington.”

En cualquier caso, sus vecinos latinoamericanos no son los principales socios financieros internacionales de Venezuela. Son China y Rusia quienes en gran medida mantienen a flote el régimen de Maduro mediante la compra de concesiones petroleras y la extensión del período de amortización de préstamos. Si América Latina aislara a Venezuela con el propósito de forzar cambios políticos, Maduro aumentaría su dependencia de estos dos regímenes no democráticos.

Sabemos que todo esto no es lo que los millones de venezolanos que sufren querrían escuchar, pero Maduro podría mantenerse en el poder por bastante tiempo.

Mientras no se agoten estas fuentes nacionales e internacionales de apoyo, la transición a la democracia no será ni rápida ni inmediata.

Andrea Oelsner no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consultan ni poseen acciones ni reciben fondos por ese concepto; y no han divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.

Federico Merke no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consultan ni poseen acciones ni reciben fondos por ese concepto; y no han divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.

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