Niños centroamericanos siguen migrando a EEUU porque huyen de la muerte
Violencia contra los niños en Guatemala, Honduras y El Salvador aumenta mientras bajan otros tipos de violencia. Es diez veces mas probable que un joven muere asesinado en Centroamérica que en EEUU.
La violencia de pandillas y sus crecientes redes criminales han convertido a El Salvador, Honduras y Guatemala -países conocidos como el “Triángulo del Norte”- en unos de los sitios más peligrosos del mundo.
La tasa de homicidios en El Salvador en 2016 -109 asesinatos por cada 100.000 personas- fue 25 veces la de Estados Unidos. La misma fue tres veces la tasa de homicidios en Nueva York en sus años más sangrientos en las décadas de 1970 y 1980.
Read more: Central American kids come to the US fleeing record-high youth murder rates at home
En el Triángulo de Norte los asesinatos han decrecido en los años más recientes. A pesar de esta tendencia, cada mes miles de centroamericanos recorren peligrosas rutas a través de México buscando pedir asilo en EEUU, huyendo de lo que todavía son altos niveles de violencia generalizada.
La continua afluencia espoleó al Fiscal General de EEUU, Jeff Sessions, a decir que, “el sistema inmigratorio está siendo abusado”, sugiriendo que los migrantes solamente pretenden huir de la violencia para conseguir asilo. La administración de Trump ha adoptado una política de “tolerancia cero” con la cual puede detener a todos los migrantes y procesarlos como criminales.
En realidad, la vida es más peligrosa que nunca para algunos Centroamericanos: los adolescentes.
Por qué huyen las familias y los niños
Mi investigación en el Triángulo del Norte muestra claramente que los homicidios para la población de 19 años o menos ha mantenido una tendencia al alza. Los homicidios de la juventud se mantienen arriba de 20 por cada 100.000 -cuatro veces la tasa promedio global.
Puesto de otra forma, los niños centroamericanos son asesinados a una tasa 10 veces mayor que la de EEUU. Los niños entre 16 y 17 encaran el mayor riesgo a morir por homicidio.
Creo que esta perturbadora y desconocida tendencia explica porque tantos jóvenes y familias siguen llegando a la frontera de EEEUU, a pesar del peligro que les espera en su jornada y en las cortes de inmigración en Estados Unidos.
Parece que los niños y familias en Honduras, El Salvador y Guatemala consideran menos riesgoso cruzar mil millas en México -un viaje durante el cual el 60 por ciento de las mujeres y niñas serán abusadas física y sexualmente- que quedarse en casa.
Basado en la investigación actual, ya sabía que los niveles generalizados de violencia en la región generan más niños migrantes no acompañados.
Para averiguar si las alarmantes tasas de homicidios contra jóvenes estaban impactando los patrones de migración entre niños y familias, combiné datos administrativos de la agencia estadounidense de Aduanas y Protección de la Frontera (Customs and Border Protection) de más de un millón de detenciones a nivel individual y datos de homicidios para el Triángulo del Norte y México.
Los resultados implican que la violencia dirigida contra niños en América Central es la causa principal que obliga a familias y niños a migrar.
Los niños centroamericanos empezaron a llegar sin sus padres en masa a la frontera de EEUU y México en 2009. Ese año, aproximadamente 8.000 niños del norte de América Central sin compañía fueron detenidos cruzando la frontera a EEUU ilegalmente, de acuerdo con datos de la agencia estadounidense Protección de Fronteras y Aduana.
Mientras tanto en el Triángulo del Norte, la violencia contra la juventud ya presentaba tendencia al alza. En 2007, 13 por cada 100.000 eran asesinados en la región. Para el 2009, la cifra era 18 por cada 100.000.
Las tasas de homicidio entre la población de no más de 19 años se dispararon en el 2014, incrementando 12 por ciento para llegar a 24 asesinatos por cada 100.000. La cifra es seis veces la tasa de homicidios nacional en EEEUU.
En la frontera de México-EEUU, la cantidad de niños y familias aumentó 40 por ciento para el mismo año.
El siguiente año, 2015, las tasas de homicidios de niños en Centroamérica decrecieron 12 por ciento. Las detenciones en la frontera EEUU-México cayeron a niveles pre-2014, reduciéndose en 40 por ciento.
Otros factores no explican la tendencia
Mi análisis sobre migración de niños y familias controla por otros factores que afectan la decisión de moverse a EEUU, como la violencia generalizada, la pobreza y redes familiares.
También evalué explicaciones alternativas de los patrones migratorios, como cambios en la legislación estadounidense que podrían convertir a este país en un sitio más atractivo u oportunidades económicas espontáneas para migrantes. Estas alternativas no coinciden.
Estas y otras explicaciones ciertamente contribuyen a entender las tendencias migratorias centroamericanas. Es decir, las tasas de homicidios de infantes en el Triángulo del Norte no explican toda la migración de jóvenes y familias.
Pero creo que son el motor detrás del flujo.
La disuasión no funciona
Consecutivos presidentes de EEUU han tratado de detener a los solicitantes de asilo haciendo menos atractiva la migración al país.
Enfrentado con la afluencia de niños no acompañados, el presidente Barack Obama empezó a poner familias en centros de detención en el estado de Nuevo México. También reclutó a México en sus esfuerzos para evitar la inmigración, financiando una agresiva iniciativa de seguridad para evitar el cruce de la frontera sur de México con Guatemala.
El número de migrantes ha fluctuado desde entonces, pero entre niños y familias, la tendencia al alza continua.
Un estimado de 9.391 familias y 15.625 menores no acompañados fueron detenidos en la frontera en 2011. Seis años después, en 2017, las cantidades habían aumentado a 63.411 familias y 33.012 niños, según datos de la agencia de Aduanas y Protección de la Frontera.
Por su parte, la administración de Trump ha enfatizado mayores sanciones contra la inmigración, incluyendo la separación de niños de sus familias. A pesar de esto, el año 2018 se encamina a romper el record del año pasado superando el total de familias y niños detenidos en la frontera.
Mi investigación siguiere que casi ninguna política de EEUU podría aterrar a algunos de estos padres hondureños, salvadoreños y guatemaltecos más que la vida cotidiana.
Asegurar la frontera estadounidense significará garantizar mayor seguridad para los ciudadanos más vulnerables de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Julio Ernesto Acuna Garcia ha recibido fondos de apoyo del Ohio State Alumni Grant.
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