Cafeteros en Colombia luchan por adaptarse a un clima cambiante

La industria cafetera de Colombia está bajo riesgo debido a los cambios climáticos. Los agricultores tratan de adaptarse a estos, pero necesitan ayuda.

By Jessica Eise Published on Aug 29, 2018.
El fértil y montañoso terreno del eje cafetero de Colombia sufre el tremendo impacto de los cambios climáticos, como implacables tormentas y más altas temperaturas. Eddy Milfort/flickr, CC BY-SA, CC BY , CC BY

En la región cafetera de Risaralda, Colombia, pequeños arbustos se alinean a lo largo de la empinada cuesta de la Cordillera de los Andes, cuidadosamente cultivados en ordenadas hileras. El verde color de miles de bayas de café se transforma en un rojo brillante a medida que maduran, ya listas para ser cosechadas a mano. Las empinadas colinas de allí impiden las técnicas mecanizadas de recolección.

La geografía única de Colombia la convierte en una de las naciones productoras de café más grandes del mundo y vende US $2,64 mil millones de suave grano arábico, cosechado a grandes alturas, para países de todo el mundo cada año. Solo Brasil y Vietnam exportan más café que Colombia.

A pesar de su alcance global, las fincas de café en Colombia son por lo general propiedad familiar y su tamaño es modesto – muchos miden entre 5 y 12 acres.


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Estas fértiles montañas ya enfrentaban riesgos relacionados con el clima, como deslizamientos de tierra y erosión. Ahora, la región cafetera del país es cada vez más vulnerable a los desastres naturales causados por cambio climático que se proyectan en inundaciones, plagas, sequía y plantas invasoras.

Para los 300.000 cafeteros colombianos, estas amenazas climáticas extremas – junto con estaciones cada vez más impredecibles, enfermedades de los cultivos e insectos invasores asociados con el cambio climático – ponen en peligro sus medios de subsistencia.

Los agricultores ven los cambios a su alrededor

Nuestro equipo de investigación fue a Colombia al principio de 2018 para hablar con los productores de café de Risaralda sobre cómo se están adaptando al cambio climático.

Les preguntamos a 45 agricultores sobre su conceptualización del cambio climático. Entre las preguntas que realizamos están las siguientes: “¿Qué es el cambio climático?” y “¿Cómo le ha afectado el cambio climático como agricultor?”

Los resultados fueron serios.

Más del 90 por ciento de los cafeteros entrevistados hablaron de cambios en la temperatura promedio. El 74 por ciento dijo que las sequías habían empeorado cada vez más, y el 61 por ciento reportó un aumento en la erosión de las laderas y deslizamientos de tierra debidos a la mayor cantidad de lluvias.

Los agricultores también percibieron los impactos de estos cambios ambientales en sus cultivos. El 91 por ciento reportaron cambios en los ciclos de floración y fructificación de las plantas de café. El 65 por ciento notó un aumento en las plagas, y el 59 por ciento reportó un aumento en las enfermedades de los cultivos.

Estos cambios han creado incertidumbre sobre las decisiones agrícolas de rutina con respecto a cosechas anteriores.

Por ejemplo, como las temporadas de siembra y cosecha ya no son regulares ni predecibles, muchos agricultores no confían en los indicadores tradicionales de la estación para tener una guía sobre el momento adecuado para plantar, cosechar o atender sus cultivos.

Organizar la mano de obra para recoger el grano de café también se ha convertido en una lucha, porque los arbustos a menudo no florecen cuando se espera debido a las inestables condiciones ambientales. Las nuevas leyes laborales colombianas destinadas a disminuir el trabajo de los menores de edad dificultan la búsqueda de cosechadores, y esto agrava el problema.

En resumen, los agricultores vieron el cambio climático como una amenaza existencial.

“Nuestra capacidad para contrarrestar los efectos del cambio climático es mínima”, nos dijo un agricultor. “Es una amenaza que nos incapacita en gran medida. Así que debemos estar muy atentos a lo poco que podemos hacer para paliar la situación”.

Cultivo de café en el clima actual

Desde 2008 a 2013, la producción de café de Colombia disminuyó aproximadamente 33 por ciento debido a El Niño y La Niña patrones climáticos inclementes, cuando las lluvias, las nubes y los períodos de calor aumentaron.

El país ha trabajado para incrementar su producción desde entonces, y se espera que este año los cafeteros colombianos produzcan 13,3 millones de sacos de granos de café – aproximadamente 1.800 millones de libras – poco más del 23 por ciento de los niveles del 2013.

Pero aún no llegan a las metas de producción nacional de 14.7 millones de sacos, un déficit que la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia atribuyó a lluvia excesiva y nubosidad.

Aun antes de que el cambio climático pusiera en peligro su cultivo, los productores de café colombianos ya estaban operando con un margen de ganancia muy pequeño.

La mayoría de los productores venden su café a la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, una cooperativa sin fines de lucro fundada en 1927 para representar a los cafeteros a nivel nacional e internacional. Esta valora las exportaciones de café de Colombia utilizando una escala de precios vinculada a la Bolsa de Nueva York.

Como ese precio fluctúa a diario, es difícil calcular el ingreso o las pérdidas exactas de un agricultor individual, pero la mayoría de los pequeños agricultores en Colombia apenas si llegan al punto de equilibrio.

En tales circunstancias, incluso una falla de cosecha puede devastar la finca familiar.

Los agricultores luchan para adaptarse

Para adaptarse al cambiante clima de Colombia, algunos agricultores han comenzado a experimentar con nuevas técnicas de cultivo que podrían ayudar a compensar el impacto.

Aproximadamente un tercio de los agricultores que entrevistamos habían plantado árboles en sus fincas para dar sombra a las plantas de café durante los períodos de calor y para evitar la erosión del suelo durante las grandes tormentas. Otros estaban construyendo tanques de agua para tener agua de lluvia recolectada para paliar las sequías.

Algunos productores de café también habían diversificado sus cultivos, añadiendo plantas de banano y aguacate a sus fincas para reducir los riesgos de cosechas fallidas de cualquiera de los cultivos.

Risaralda tiene una geografía única, perfecta para la producción de café, pero vulnerable al cambio climático. Natalie White

Pero un tercio de los productores de café con que hablamos – 14 de los que entrevistamos – siguen cultivando de la misma forma que lo hicieron sus familias durante siglos.

Les preocupan los cambios ambientales que afectan sus fincas. Sin embargo, las presiones de tiempo y la falta de recursos no les dan otra opción que centrarse en las demandas a corto plazo, como hacer nóminas, pagar deudas y mantener una forma de que no falte comida en la mesa.

Cómo mantener viva la industria cafetera de Colombia

Los retos de producción relacionados con el clima son una preocupación no solo para los agricultores que entrevistamos, sino también para la economía de Colombia.

El café es el producto exportable agrícola más importante del país sudamericano, y representa el 31 por ciento de todo el comercio agrícola. El valor de la industria cafetalera de Colombia es de unos $1.97 mil millones al año y emplea alrededor de 800,000 personas.

Otros países en desarrollo donde la industria del café está siendo duramente golpeada por el cambio climático, como Brasil y Tanzania, han probado algunas estrategias de adaptación exitosas. Estas incluyen la introducción de nuevas variedades de granos de café, el mejoramiento de los nutrientes del suelo, el suministro de agua y el aumento de préstamos y otros servicios financieros para ayudar a los agricultores a afrontar cultivos fallidos o a invertir en nuevas tecnologías.

Las investigaciones muestran que enseñar a las personas a cultivar en un entorno nuevo e impredecible requiere una comprensión detallada de cómo una población dada es vulnerable al cambio climático tanto en el presente como en el futuro. Y ello implica preguntarles a los agricultores sobre lo que piensan y sienten acerca de lo que está sucediendo para diseñar planes de contingencia que funcionen en la práctica para ellos.

Esa fue la labor que iniciamos en Risaralda. Esperamos que nuestros hallazgos logren ayudar al gobierno colombiano a trabajar con los agricultores para ayudarlos a que adapten sus prácticas agrícolas para afrontar un futuro con un clima más extremo e impredecible.

La agricultura cuando hay cambio climático implica lidiar con muchos problemas económicos, informativos, laborales y comerciales. Los cafeteros colombianos quieren el éxito, pero necesitan ayuda en todas las áreas mencionadas solo para sobrevivir.

Jessica Eise no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por ese concepto; y no ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.

Natalie White no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por ese concepto; y no ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.

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