Crece la pobreza en los suburbios de EEUU, más que en las ciudades

El índice de pobreza en los suburbios ha aumentado 50 por ciento desde 1990. Este giro suburbano de la pobreza es una de las más importantes tendencias demográficas de los últimos 50 años.

By Scott W. Allard Published on Jun 28, 2018.
Un suburbio típico norteamericano. jan buchholtz/flickr, CC BY-NC

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En Estados Unidos, la geografía de la pobreza está cambiando.

En mayo 2018, un informe del encuestador Pew Research Center reportó que, desde 2000, el incremento de la pobreza en EEUU ha sido mayor en zonas suburbanas que en zonas urbanas o rurales.

Las conclusiones refuerzan estudios de la última década en diversos lugares de EEUU y son similares a los hallazgos de mi libro, “Places in Need”.

El aumento de la pobreza en los suburbios es una de las más importantes tendencias demográficas de los últimos 50 años. El índice de pobreza en los suburbios ha aumentado 50% desde 1990. El número de residentes de suburbios que viven en zonas muy pobres prácticamente se ha triplicado desde entonces.

Tradicionalmente, el índice de pobreza ha sido mucho más alto en las zonas urbanas.

¿Por qué cambia la geografía de la pobreza?

¿Por qué el incremento de la pobreza es más rápido en los suburbios que en las ciudades?

Hay muchos motivos. Se debe en parte al crecimiento demográfico en los suburbios: Estados Unidos se ha convertido en un país suburbano.

Sin embargo, ese no es el factor más importante. En mi investigación descubrí que la pobreza suburbana está aumentando a un ritmo tres veces más rápido que el crecimiento de la población en comunidades suburbanas de todo el país.

La pobreza en los suburbios crece debido al carácter cambiante del mercado laboral. Los ingresos de las personas en puestos no especializados no han aumentado en los últimos 40 años. En la mayoría de los suburbios, la tasa de desempleo era dos veces mayor en 2014 que en 1990. Los empleos bien remunerados que no requieren previa capacitación han empezado a desaparecer de los suburbios, así como sucedió en las grandes ciudades hace más de 25 años.

Estas tendencias laborales a nivel nacional han contribuido al aumento de la pobreza en todas partes, pero el impacto ha sido particularmente acentuado en los suburbios, donde hay un gran porcentaje de trabajadores sin educación superior ni capacitación técnica.

La mayor pobreza suburbana tiene consecuencias sorprendentes en la red de seguridad. Muchas zonas suburbanas carecen de los recursos necesarios para responder al incremento de pobreza. Por ejemplo, he descubierto que el típico condado urbano gasta casi 10 veces más que el típico condado suburbano en programas de servicios humanos por persona de bajos ingresos.

¿Qué se puede hacer?

Tengo unas cuantas sugerencias para enfrentar este creciente problema social.

En primer lugar, el gobierno federal de EEUU debe seguir financiando programas sociales como los cupones de alimentos, que son eficaces en la reducción de la pobreza. Un incremento en los fondos públicos para programas de servicios humanos también ayudará a apoyar a quienes pasan por un periodo de desempleo o quieren ascender en el mercado laboral.

Las comunidades deben encontrar maneras de fomentar el desarrollo de una nueva generación de líderes locales y organizaciones sin fines de lucro que sean capaces de enfrentar los problemas de la pobreza suburbana.

Finalmente, los problemas de la pobreza se siguen acentuando, aunque más lentamente, en las ciudades y comunidades rurales de EEUU. A toda la nación le conviene combatir la pobreza, independientemente de límites geográficos.

Si los ciudadanos no pueden ponerse de acuerdo en torno a este asunto, no tendrán éxito en esa lucha en ningún lugar, ya sea urbano, rural o suburbano.

Scott W. Allard es investigador principal no residente del Programa de Política Metropolitana de la Institución Brookings. Ha recibido apoyo del Servicio de Alimentos y Nutrición y los departamentos de Agricultura, Salud y Servicios Humanos, Vivienda y Desarrollo Urbano de EEUU. También le otorgaron fondos la Fundación Russell Sage, Instituto Brookings, el Fondo Comunitario de Nueva York, la Universidad de Kentucky, la Universidad de Wisconsin y el Instituto de Investigación de Política Rural.

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